jueves, 11 de febrero de 2016

USURPACIÓN DE FUNCIONES Y ABANDONO DE DEBERES.


En estos días, mientras los agentes involucrados discuten el  texto de la indicación sustitutiva para la creación del Ministerio de las Culturas, el  Ministro Ottone y sus asesores practican su desembarco en las trincheras de una DIBAM donde todos sus directivos han recibido la orden de capitular.  La operación política se adelanta a la ocupación legal. El Ministro Ottone está usurpando funciones, con la anuencia de la   Señora Madre. La Ministra Delpiano  incurre en flagrante abandono de deberes, desentendiéndose del frente de la DIBAM y entregando a sus soldados a ser capturados por la nueva institucionalidad que se (les) viene encima. 

Frente a la indolencia de sus asesores y la audacia megalómana de un destino  filial garantizado, al Ministro Ottone no le queda más que esperar. La venalidad de sus diputados  teatrales  habrá  concluido lo que les corresponde como expansión en el Parlamento de la mediocridad representacional de la política. Tenemos que aprender a vivir con eso.  

Entramos en la fase final de La exposición pendiente.  Museos de otros países han manifestado su interés en exhibirla. Sin embargo,  el Ministro Ottone requiere de un gran golpe de comunicaciones para demostrar que es alguien en el concierto  regional de las artes.   El traslado de esta exposición le cabe de anillo al dedo.  Para ello invade el MNBA y transgrede todos los procedimientos de  manejo de una exposición,   ninguneando estatutariamente  a su director y demostrando quien es el que (ya) manda.   Aún a costa de cometer graves infracciones jurídicas que debieran ser objeto de un análisis  de Contraloría.  

El director del MNBA depende del director de la DIBAM, el que a su vez depende de la Ministra de Educación.  La Señora  Presidenta ha dado luz verde a estos procedimientos de usurpación de funciones, por un lado,  y de defección funcionaria, por otro.  Todo esto es un botón  de muestra de un complejo  articulado de incompetencia, indolencia y amedrentamiento. Tres factores que ponen de manifiesto la voracidad de asesores obcecados en cumplir, cueste lo que cueste,  el propósito  que les han encomendado.  Bien por ellos.

El caso de la usurpación de funciones en el MNBA es  sintomático. Más aún, cuando  quien lidera la usurpación perdió  el concurso para la dirección del MNBA.  O sea, que fue vencido por Farriol.   Ciertamente, el poder de  estar en un gabinete proporciona los términos de una reparación que no oculta un preocupante rencor. 

Han dejado de  ser cuidadosos con las formas.  En verdad, nunca lo han sido.  No hay que perder el tiempo en tratar de entender.  Solo se soporta.  Como ellos mismos dicen, en política, es sin llorar.  Bueno, que les aproveche. Hay que estar lejos de ahí.

De todos modos, habría que hacerles recordar  a los intercesores que todo esto es “emífero”; o sea,  que a través de este lapsus de palabra  les  indico un principio:  que su poder  existe solo mientras el ministro lo permita.   De ahí la premura por  instalar planes  de trabajo y concretar nombramientos para reparticiones cuyas direcciones debieran quedar resueltas en lo que queda del gobierno.  Tienen una oportunidad histórica.

El objetivo de la usurpación de Ottone y su equipo es defenestrar a Farriol y a Cabezas.  De este último solo se rumorea que no pasa marzo. Y que con él caería Farriol.  Ya llevan un año anunciando lo mismo.  Y no han caído.   Pero ahora, a este último lo han metido en la trampa de trasladar una exposición sobre cuya logística carece de vital información.  Demostrada su incompetencia no quedaría más que su  despido.  Lo cual debiera abrir un proceso de concurso para el cargo y sabemos muy bien cuales son sus resultados. Ya tenemos dos grandes centros donde la lógica ha sido la del botín político compensatorio. 

En este caso,  nos queda pensar que  los asesores ya están haciendo cálculos para designar en ese lugar a colegas académicos cercanos que han venido haciendo campaña en las redes  culturales.   Aunque no sería del todo  presentable pasar de asesor de gabinete a director de museo.   Así las cosas,  en el campo de las artes visuales se prepara el camino  para  la fidelización de los colegas  y  se proclama la subordinación del museo a un Plan de Desarrollo de la Musealidad, del Coleccionismo, del Archivo y de la Promoción de Carreras  que  la escena  todavía no conoce, pero de cuya existencia ya está advertida a través del descubrimiento de planes de enganche de personal  y de traslado de servicios hacia nuevas estructuras,  dando por sentado que la usurpación de funciones será convenientemente regularizada.   




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