Los asesores del gabinete del Ministro-que-habla-demasiado no se han enterado del grave daño patrimonial que ha quedado al descubierto el 22 de febrero en la comuna de Huara, luego que el cementerio
pampino de Negreiros quedara
completamente inundando tras la rotura de una cañería de la empresa Cosayach, dedicada a la extracción de yodo.
Hasta el momento, el Consejo de Monumentos
Nacionales se encuentra recabando antecedentes para analizar el
tema. Ya sabemos lo que esta frase significa.
El alcalde la Huara, Carlos Silva, ya
ha anunciado acciones legales contra la
faena por los perjuicios que está provocando esta situación. Hubiese sido “muy interesante” que el señor
ministro y sus asesores de artes visuales y patrimonialidad hubiesen podido
trasladarse a conocer de primera mano este grave incidente, para demostrar
además, que algo conocen de los problemas de la patrimonialidad en el frente de
la primera línea. Parece que están más
preocupados en organizar operaciones de prestigio de dudosa eficacia, que contempla la
participación del Ministro en eventos internacionales en actividades para las
que carece de total pertinencia. Indaguen informaciones sobre su participación
en una bienal argentina. El caso es que
la inundación del cementerio de Negreiros
exige la presencia del Ministro en cuestión, ya que corresponde de
manera absoluta que, ya que ha usurpado sus funciones al penetrar en la jurisdicción
del MNBA, podría haber hecho lo mismo respecto de la indolencia estructural del
Consejo de Monumentos. Parece que ahí le hacen frente y sus operaciones no
logran la eficacia de otras
usurpaciones.
Una segunda situación que los asesores
de artes visuales y patrimonialidades adjuntas no han informado al Ministro Usurpador de funciones corresponde
a un FNDR de la Región de Tarapacá, de
un monto de 10 millones de pesos, destinado a reemplazar las “cruces rotas” del cementerio de Pisagua. Este cementerio no es monumento nacional, sin
embargo se configura como un conjunto patrimonial que merece ser tratado de
acuerdo a las exigencias de protección de un sitio histórico y de memoria. Esto es para preservar el sitio de la acción
de personas de “buenas intenciones” que terminan siendo inescrupulosas, ya que en su ignorancia de los procesos técnicos
y precisiones conceptuales mínimas,
causan daños irreparables. Es
absolutamente imprescindible instalar un debate sobre el estatuto de las
“cruces rotas” en un proceso de conservación de sitio, porque esa pretendida
“rotura” tendría un alcance significante para la definición misma del
sitio. La noción de “mejoramiento del
ornato” de un cementerio debe ser objeto de un debate entre profesionaes y la ciudadanía. Hay protocolos para que ello sea posible y es de toda evidencia
que estos no han sido respetados. Lo
grave es lo hacen con la aprobación no menos irresponsable de los miembros del Consejo Regional que aprueba los
FNDR.
Estas dos situaciones debieran ya haber
sido objeto de una intervención directa de un Ministro que parece estar más
dispuesto a inaugurar Nerudas-volando
o cosas por el estilo, que a ejercer su privilegio en los frentes de los
problemas reales, sobre todo en lo que a
Patrimonio se refiere. ¿Con qué cara se
puede presentar ante la Comunidad del Patrimonio, si no vemos que tome acciones
eficaces en vistas a la preservación de principios básicos? Que yo sepa, el
Area Juridica del CNCA no ha presentado ningún recurso de protección sobre
estos casos. Sus abogados podrían servir
para algo m´às que cubrir las ineptudes de no pocos director@s regionales.
Ya que el Ministro usurpa funciones, en
este caso, hacer lo que no le corresponde podría favorecer una toma de
decisiones con mayor pertinencia. Esperar que el Consejo de Monumentos recabe
los antecedentes puede ser fatal. Y en el caso del Consejo regional de
Tarapacá, el debiera tener la obligación de detener semejante atentado a la memoria material del sitio de
Pisagua.
Los asesores de artes visuales y de
patrimonio, en vez de amenazar a los trabajadores que no se dejan doblar la
mano por las arbitrarias decisiones de sus equipos, debieran tener la cordura
de ocuparse de problemas reales que tienen lugar en un territorio que
desconocen. De otro modo, lo que está en
cuestión es la ética de su profesionalidad.
Entonces, ¿para cuando esperamos al
Ministro su visita a Huara y Pisagua?
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