El 18 de febrero, El
Mercurio publica una carta de
Roberto Farriol, director del MNBA, en la que aclara una nota que el
propio diario había publicado el domingo anterior sobre la asistencia de los
chilenos a los museos a casi un año de la gratuidad de acceso a estas
instituciones. En términos políticos, el
destinatario de la carta no es el diario, sino el Gabinete del Ministro de
Cultura. Ante persistentes comentarios
según los cuáles ya habría un acuerdo para que el director de la DIBAM renuncie
en marzo, el director del MNBA le envía un mensaje a quienes esperan
defenestrarlo una vez concluida la
primera fase de la operación.
¿Ya habría un acuerdo? ¿Algo así como lo ocurrido con Riquelme
en La Moneda? No son cargos comparables,
pero el procedimiento sería similar. Bueno, aunque en una época el museo fue como
el salón de ceremonias de la presidencia.
Lo que ahora queda por saber es entre quienes habrá sido concluido el
acuerdo deseado.
Por ejemplo: ¿Entre La Moneda y los notables del PPD que
sostienen a Cabezas? El malestar de la
nueva mesa del partido ante los comentarios de Burgos lo salvarían, una vez más,
porque entonces, el supuesto acuerdo no
tendría curso por la vía compensatoria. El PPD debe enviar una señal a La Moneda sobre
la fortaleza en la defensa de sus
militantes en cargos de gobierno.
Sin embargo, todo esto no es más que una especulación que circula
en el sector cultural, más como expresión de deseo que como el
efecto de un análisis riguroso de las relaciones de fuerza.
El caso es que si “cae” Cabezas, el Ministro tendría la vía libre para
legitimar la usurpación de funciones que ya he denunciado. Pero sobre todo, en la zona de la musealidad, los operadores cercanos al Gabinete esperan
poder despedir, sin más, a Farriol. ¡Necesitan el cargo!
Ahora bien, el Gabinete desestima el hecho de que Farriol fue contratado luego de ganar un
concurso. Para despedirlo hay que
someterlo a sumario. Y eso puede ser muy demoroso. La gente del sector que desea el cargo está
apurada. No hay otra solución que esperar
a que cumpla su contrato. Aunque la
gente del CNCA suele desconocer los derechos laborales.
También lo pueden acusar de abandono de deberes y montar una
denuncia por irregularidades administrativas. Es cosa de meterle a Contraloría encima. Incluso, pueden poner en duda su liderazgo en la conducción de sus equipos. Es decir, los operadores del ministerio
pueden imaginar varios escenarios de acoso y depreciación de su trabajo. No sería la primera vez.
Tengo en mi poder la copia del decreto de insistencia
firmado en octubre de 1970, por todos
los ministros del gabinete de Frei Montalva, para declarar la vacancia del
cargo de director del MNBA y poder así
nombrar a uno nuevo. Todo esto, a menos de un mes de la entrega del mando de
Frei. Interesante documento. Es decir, si se empecinan en sacar a Farriol,
podrían llegar a hacerlo.
Lo único que los detiene es el costo político.
En virtud de lo anterior, la carta de Farriol a El Mercurio adquiere un valor
extraordinario, porque a través de ella les
envía un mensaje directo a los operadores de gabinete. Cifras en la mano sostiene que el MNBA es una
de las instituciones culturales más visitadas del país. En el fondo,
tiene la tranquila audacia de
decirle al Ministro: ¿quiere cifras?
¡Aquí tiene cifras! ¡Hágame un sumario!
¡Busque demoler mi gestión! Al fin y al
cabo, el propio Ministro ha declarado
ser un gran respetuoso de los modelos de gestión de las instituciones culturales. Y en este caso, el impacto directo de audiencia está medido
por el número de visitantes.
Así y todo, el
argumento de Farriol es frágil. De las
cinco exposiciones que nombra, ninguna ha sido de responsabilidad del museo. El
único reparo que se puede tener es de carácter ético, porque
se apropia del trabajo de quienes las concibieron y las montaron,
prácticamente sin la intervención del museo. Olvidó decir que recibió el premio de la
crítica por la exposición de Boltanski, en la que el museo no solo no puso un solo peso, sino que todo el trabajo curatorial obedeció
a una iniciativa externa. Y como ya he señalado, las iniciativas
externas hacen la política del MNBA.
Nada de esto es concluyente para abrir una carpeta en la que
se trabaje la hipótesis de la vacancia
de cargo.
Dicho sea de paso, no hubo en su carta mención alguna a la
única exposición concebida desde el museo
-(en)clave Masculino-. Probablemente carece de cifras porque es una exposición de inauguración
reciente. Lo menos que puede hacer es
plantear una política de futuro, basado en esta exposición. Pero no tuvo la hidalguía de hacerlo, perdiendo la ocasión
para esbozar un pequeño gesto que le permitiera recomponer sus relaciones
con un sector significativo de
trabajadores, frente al que perdió toda
su credibilidad durante el paro de 25 días.
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