martes, 9 de julio de 2019

DOBLE PODER



Corre el año de 1963. Chacal, prestigioso asesino a sueldo cuya identidad nadie conoce, ha sido contratado por la Organización del Ejército Secreto (OAS) para asesinar a De Gaulle. La novia de un paracaidista ejecutado por su pertenencia a la OAS es la encargada de recabar información sobre el Presidente y sus movimientos gracias a una calculada relación que entabla con un miembro del servicio de seguridad. Basada en la novela de título homónimo,  escrita por Frederick Forsyth, Fred Zinnemann realizó un film extraordinario en 1973, donde hizo trabajar a Edward Fox. Este film es una obra maestra. El “remake” que hizo Bruce Willis no le llega ni a los talones. Entonces, tenemos, una valiente heroína que por amor, no ya a la patria, sino a la memoria de su novio perdido, pone a disposición la información sociológica de contexto para que el personaje comience a construir su “chapa”.  El libro proporciona abundante información sobre la construcción de cobertura a partir de la sustitución de identidad, poniendo de manifiesto lo que ya a estas alturas es conocido por todas las escuelas de agentes de información y contra-información. De hecho, el libro era empleado en el Paris de 1977  como manual de apoyo para la formación  de operadores clandestinos susceptibles de ser enviados al frente interno. Uno de los ejercicios complementarios consistía en realizar viajes en el Metro, sin pagar el ticket, para habituarse a situaciones de insubordinación de los signos, que debía ser entendido como ensayo general de una insurrección en perspectiva. Sin embargo, en el imaginario de la derrota, en octubre de 1973, otra novela era sometida a  exigencias narrativas similares de reconstrucción de la historia. Escuchando la transmisión de noticias por la radio oficial, la lectura de “La orquesta roja” de Gilles Perrault era una tarea de rigor, porque permitía realizar el montaje de una escena en la que las fuerzas armadas debían ser entendidas como fuerza de ocupación, teniendo como significante francés al pueblo de Chile “en su conjunto”. Nuca se ha realizado un estudio sobre las formas retóricas empleadas para cerrar los enunciados de época, como “el-pueblo-en-su-conjunto”, en que el partido era una expresión de singularidad que articulaba las partes del gran mecanismo de preservación de las luchas. Así las cosas, si las fuerzas armadas y de orden eran concebidas como ejército de ocupación, se podía afirmar su extranjeridad en los foros internacionales, modulando el recurso a la noción de “resistencia francesa” como acelerador abstracto de unidad, permitiendo caracterizar a la dictadura. De modo que, según la distribución de los conceptos a los que se acudía para solicitar la delegación de unas Sagradas Escrituras,  dos hipótesis serían puestas en juego. La primera consistía en sostener la existencia de una dictadura fascista, para justificar –comunicacionalmente-  la formación de frentes amplios antifascistas, obviamente, mientras la segunda postulaba caracterizar la dictadura como bonapartista; lo cual era de primera importancia, porque la definición del carácter determinaba el tipo de alianza que se debía construir, en el doble propósito que adquiría la palabra, ya fuera como representación teatral,  ya fuera como la acepción de un  núcleo ontológico. Porque ésta era la única manera de ser consecuentes con la teoría del doble-poder que ya había sido esgrimida por Enrique Correa en los cursos de marxismo-tomista que dictaba en la Universidad Técnica del Estado, para luego trasladar sus migajas filosóficas citables al terreno del programa partidario, pudiendo exponer las tres tareas diferenciadas según las necesidades expresivas de la fase: tareas de profundización de la democracia, tareas de liberación nacional y tareas de construcción del socialismo. De ahí que la teoría del doble-poder tomada en préstamo al leninismo básico de los orígenes, anticipaba la teoría del doble-juego que durante la ocupación alemana de Francia iba a poner en acción la red que montaría Leopold Trepper con “La orquesta roja”, sabiendo que la novela era leída por el propio Correa mientras esperaba ser ex/filtrado  y tomaba notas para componer las condiciones de su in/filtración, años más tarde,  convenientemente caracterizado de acuerdo a las recomendaciones de Forsyth, porque debía hacer preparativos en el frente interno tendientes a unificar las fuerzas de una alianza destinada a ser leída como la Normandía de la recomposición democrática. Al fin y al cabo, mientras Flacso reproducía la novela del interior, Correa y sus agentes ampliaban los términos de la novela del exterior gracias a la práctica literaria del doble-poder (Perrault/Forsyth).

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