Nadie sabe que Siqueiros escribió sobre Vargas Rozas. Expuse
el caso en la mesa redonda que tuvo lugar en el MNBA a propósito de la
exposición mexicana. Encontré dicho documento dactilografiado en el Archivo
Siqueiros. Era una copia en papel carbón violeta, cuyo texto jamás fue
publicado. Nadie ha sabido explicar qué hacía el abstracto chileno colaborando
con el muralista mexicano. Lo cierto es que el establishment de la Facultad de Bellas Artes le hizo el vacío a
Siqueiros. Por eso, Vargas Rozas, que no formaba parte de éste, viajó a Chillán
en 1941. Por ese entonces, la situación
de la abstracción era, por lo menos, deficitaria, por no decir inexistente. Al
parecer, los manifiestos de Huidobro no habían tenido efectos de inscripción
diferida. A menos que se tome en consideración la exposición del grupo
Decembrista, apoyado por éste, realizada en Lima, a raíz de la cual “se
provocará un quiebre entre el cubismo de Huidobro y el surrealismo del gran
César Moro”[1].
En verdad, la exposición de Lima tuvo lugar en 1935. Después
hubo otra, en Santiago, en el diario LA Nación. Sin embargo, el grupo
Decembrista ya había realizado la primera exposición de arte abstracto, en
1933, pero no asumía dicho nombre de modo específico. En el catálogo de dicha
muestra, Huidobro confieza que se encontró impresionado de encontrar en Chile a
estos artistas, cuando regresaba de Europa, y pide disculpas. Esto es una
prueba de que Huidobro se encontró con un grupo ya existente, al que apoya y
patoricna. En este catálogo, “todavía no habla de arte abstracto, pero se
refiere a él por oposición al arte realista”[2]. Según
lo cual, mal se puede afirmar que Huidobro influencia a los Decembristas; estos
ya existían.
Lo que hace Huidobro, más bien, es asociar lo que el grupo
hace a sus teorías sobre el creacionismo. Ahora, para que Huidobro hubiera
tenido efecto sobre Montparnasse, sus relaciones con éstos tendrían que haber sido anteriores a la fecha en que toma
contacto con los Decembristas. Una cosa
es que Huidobro haya sido amigo de Juan Emar, quien habla de ellos en Notas de
arte, pero levantar desde allí una “conspiración abstracta y moderna”, cuando
ninguna de estas palabras eran utilizadas en el léxico dominante de la época,
es como
escuchar el gallo, pero nunca saber donde.
Para la argumentación que el curador de la exposición del
CCPLM sustenta sobre el advenimiento del primer momento abstracto, no
aparece la información de que esta exposición decembrista en Lima tiene lugar en el marco de la primera
exosición surrealista que organiza César Moro, lo que es grave porque omite el
hecho que este primer momento no corresponde a ninguna abstracción
“concretista” o “geométrica”. Huidobro
emplea el término “concretista” en textos posteriores y en otro contexto. Lo cierto es que el racionalismo de la arquitectura
moderna en Chile marcó el debate sobre una modernidad que no comprometía el
campo de las artes plásticas. Me
adelanto en sostener que respecto de este debate, que tiene lugar a comienzos
de los años 30, la aparición de Forma y
Espacio en 1955 resulta –a lo
menos- epistémicamente retrasada. El
racionalismo plástico de la arquitectura ya había fijado las coordenadas de una
historia en la que los pintores quedan
completamente a la zaga. De ahí que se
deba considerar que el decembrismo fue tan solo una irrupción temporal abstracto-surrealista, que posee un lugar
indesmentible en la historia del arte en Chile, pero no asumiendo los atributos
de un heroísmo precursor, dependiente
del creacionismo de Huidobro. Una cosa
es ser patrocinado; otra cosa es ser influenciado en virtud de una hipótesis de
subordinación estética.
Ahora bien: ¿acaso las pinturas de Vargas Rozas de 1932,
1933 y 1934, reproducidas en el catálogo de la muestra, no son
aproximativamente decembristas? Sin embargo, ¿Vargas Rozas no residía en
Francia en ese momento? Pero hay algo
más. En ese catálogo el curador afirma que Vargas Rozas se vinculó con las
vanguardias históricas, repitiendo la misma “tesis” que Galaz/Ivelic. Vamos viendo: ¿Vargas Rozas asistió a la
Academia de Lhote? Se dice que cultivó amistad con toda la vanguardia del
momento. No se dice cómo. No se reconstruye ninguna relación formal. No se ha
hecho el inventario de las relaciones francesas de Vargas Rozas. ¿A quien
conoció de relevante que pudo haber sido un interlocutor indesmentible en un
proceso de intercambio y de transferencia informativa? Vuelvo a mencionar la
correspondencia que publicó Wenceslao Díaz.
Como se dice: es para llorar. En
este sentido, el curador demuestra tener
más imaginación que sus mentores. Pero
falta más todavía.
De acuerdo al catálogo, Huidobro tuvo efecto en
Montparnasse. ¡Tanta diseminación creacionista
ya parece sospechosa! El curador
explica la historia por la relaciones de
amistad social. Ya lo creo que estas
relaciones juegan un rol en la configuración de una escena; pero hay que
precisar cual su papel efectivo en una situación concreta. Por eso me hago la pregunta: ¿basta la
cercanía social con Sara Malvar para incluir a todos esos artistas en un mismo
paquete, como si todos ellos hubiesen estado animados y congregados por un
mismo “espíritu”? , ¿De qué manera se
verifica plásticamente el discurso de Huidobro en as pinturas de Henriette
Petit y de Vargas Rozas? Esto es,
simplemente, una superchería.
Más aún: cuando Huidobro re-publica sus manifiestos en 1944
estos son conocidos en Montevideo y Buenos Aires. ¿Cómo podemos hablar de un “consumo
conceptual” de dicho material por parte de artistas chilenos, viviendo en Santiago, en el período
comprendido entre 1944 y 1950? Esto no
permite conectar a Huidobro con la exposición de artistas argentinos abstractos
que se realiza en Chile en 1952. Ni
menos aún permite promover la idea de continuidad entre esta exposición y la
organizada por el Instituto de Arquitectura, en el mismo período. No es posible
mezclarlo todo. Cada una de estas manifestaciones posee su particularidad y, es
más, sus reticencias. Pero todo parece
indicar que el curador leyó en forma
apresurada el libro de Alejandro Crispiani. Apenas lo señala en una nota. Lo
cual delata una indelicadeza académica de marca mayor, porque en ese libro
Crispiani hace un relato pormenorizado que echa por tierra la antojadiza
afirmación del curador, que acostumbra a meter todo en un mismo saco, borrando
las especificidades de las obras. ¿A
esto le llama “trabajo de campo”?
Se supone que todo esto tiene como objetivo demostrar que
hubo un primer momento abstracto,
seminalizado por Huidobro en los años 20 y que este primer momento es el
fundamento sobre el que se va a edificar el segundo momento. Sin embargo, el
salto de Huidobro a las exposiciones de abstractos de los años 50´s carece de
mediaciones probables. Al parecer, la invención huidobriana de la epopeya de la
abstracción obedece a un arbitrario argumental que reproduce el síntoma
precursivista del curador, que se somete a la operación análoga que montó su
colega de escuela y de academia universitaria, que instaló, también, a Huidobro
como el inventor que debía proporcionar legitimidad a su otro arbitrario
institucional: Cerrillos. No deja de ser
curioso el empleo de la misma obra, en ambas exposiciones, para sellar el rol
fundacional requerido a la medida de unas ensoñaciones compartidas. Esto es irrisorio. Ambos académicos
necesitaban instalar a un literato que legitimara sus invenciones
apresuradas. Pero con ello cumplen con
una especie de petición de principio:
recurrir a un poeta para fundar una visualidad en la escena chilena.
Ciertamente, Parra y los “quebrantahuesos” ya han sido suficiente explotados y
parecen ser cotos privados de caza. Neruda no sirve para esta operación. Zurita
tampoco. Está en otra. No se deja instrumentalizar así. De modo que descubren que Huidobro está
disponible.
[1] MUÑOZ, Ernesto. Vergara-Grez.
Forma y Espacio. La ruta geométrica, Santiago de Chile, 2012, p.9.
[2] ROJAS-MIX, Miguel. Huidobro y el arte abstracto.
Araucaria de Chile, nº 32, 1985. En este texto Rojas-Mix relativiza la afirmación de
Cristóbal Molina, que escribe un importante ensayo sobre las relaciones entre
los decembristas y el espacio arquitectónico (www.dearquitectura.uchile.cl/index.php/RA/article/download/27907/29579)
chileno de 1933. Repito: Huidobro conoce a los decembristas a su regreso de
Europa.
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