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viernes, 30 de diciembre de 2016

PUBLICACIÓN DE DOS TEXTOS EN WWW.JUSTOPASTORMELLADO.CL

Los dos textos que he subido a  http://www.justopastormellado.cl/niued/ corresponden a la producción analítica de dos coyunturas expositivas, que se encadenan para dar cuenta del montaje de una distinción institucional, que tendrá efectos en la construcción de una hipótesis  sobre el carácter de la fase articulada entre 1972 y 1977,  en el  seno del campo plástico chileno.  

La coyuntura  expositiva ha sido definida como una unidad de propuesta que tiene lugar entre marzo y julio del 2015, y compromete la exhibición de la Colección Pedro Montes en el MAVI (Museo de Artes Visuales) y la muestra de dos series de Francisco Smythe  -escasamente conocidas-  en Galería D21.

Ambas exposiciones se encaraman gracias a la presencia, en la primera, de una obra de Francisco Smythe –Retrato de Gardel- que  corresponde a una anticipación de la obra gráfica  realizada por éste en 1974 y 1977,  y que  fueron exhibidos en D21.  El análisis de esta última producción me obligó a proponer una distinción institucional,  acerca de la existencia de un sistema gráfico y de un sistema pictórico que se combatían y se absorbían parcialmente, en momentos determinados,  entre 1969 y 1973 en el seno de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, que era el lugar decisional del arte chileno.  Es así que para comprender el método de trabajo elaborado y puesto en práctica por  Francisco Smythe entre 1974 y 1978,  era necesario formular esta hipótesis distintiva con el propósito de señalar el momento en que se escenifican  las últimas manifestaciones de un gran dispositivo de trabajo, que precede gran parte de las operaciones visuales que armarán la polémica en  virtud de la cual se va a tensar la escena plástica en la fase ya señalada.

El título de los textos es el siguiente: “Apuntes sobre la exposición de una selección de la Colección Pedro Montes en el Museo de Artes Visuales (Primera Entrega)”  y  “Segunda Entrega”.  En el entendido que este último es la expansión de una hipótesis que en el primero es de carácter zonal, ya que se remite solo a las condiciones de aparición del Retrato de Gardel y de la importancia atribuida a su inclusión en la Colección Pedro Montes.   Desde ahí  se establece la viabilidad de otras líneas de trabajo  generadas en torno a la programación  de la Galería  Cromo en el curso de 1978, sobre todo en relación a la exposición de Carlos Leppe, que bajo el título de “Reconstitución de escena”  tuvo lugar  antes que la exposición –“Paisaje Urbano”- de Francisco Smythe,  a la que destino un gran esfuerzo analítico.  Sin embargo, la viabilidad de estas iniciativas, así como el estudio comparativo de la textualidad richardiana en esa coyuntura, serán el objeto de otro estudio.

De modo que “Apuntes… (primera entrega)” y “Segunda Entrega” son los dos primeros capítulos de  una secuencia de tres, que culmina con “Informe de campo”, actualmente en proceso de transcripción.  El reciente viaje de Eugenio Téllez a Santiago me hizo revisar antiguas carpetas en las que encontré   un ensayo, todavía manuscrito,  sobre la exposición que  este   realizó en Galería La Casa Larga en 1987.   Se trata de un texto que debo haber escrito en torno a 1988, por la identificación del papel y la tinta que empleaba en ese entonces.  Re-encontrado casi treinta años después,  es un texto que epistémica y testimonialmente  precede a las dos entregas mencionadas y sin embargo se ajusta a la necesidad de fijar narrativamente la temporalidad analítica de las obras de Carlos Leppe y Francisco Smythe. Es decir, en el 2016 escribo sobre la coyuntura de 1978, mientras que en 1988 lo hago acerca de la inmediatamente anterior, pero que en la narración general satisface el trabajo de zapa extendido sobre una década, entre 1978 y 1988.   

Ahora bien: las dos primeras entregas se refieren a una fase que se extiende y articula entre 1972 y 1977,  y aborda las relaciones que se establecen entre las obras de Francisco Smythe y Carlos Leppe.  Aunque debo señalar que “Apuntes…(primera entrega)”  trabaja sobre la coyuntura   -institucionalmente asociada en su diferenciación-,  del Envío a la 5ª Bienal de Sidney. Esto  da pie al montaje de  una polémica de obra que se instala forzadamente entre Eugenio Dittborn y Gonzalo Día en 1984;  vale decir,   diez años después de la ejecución del Retrato de Gardel de  Francisco Smythe.  Y sobre todo, en el caso de Gonzalo Díaz, cuatro años después de su regreso de Florencia, ciudad a la que viaja gracias a una beca del gobierno italiano,  activada en convenio con la Universidad de Chile, después de haber participado en el envío  oficial  de Cancillería  a la XVª Bienal de Sao Paulo,  durante la dictadura.   

Un dato importante a consignar al respecto es que  Francisco Smythe  se ubica en el rol de un agente de hospitalidad,  que se encarga de la recepción objetiva de Gonzalo Díaz en Florencia,  facilitando el  acceso al conocimiento que éste va a adquirir de las obras de  Mario Schifano y  Mimmo Paladino y que serán la base de la exposición que montará a su regreso a Chile en Galería SUR (1982)  bajo el título “Historia sentimental de la pintura chilena”, con lo cual  demuestra la dependencia estructural  que  lo ancla al sistema pictográfico de la Universidad de Chile, al que  ingresa  retroversivamente gracias a este viaje a Florencia,  permitiéndole llevar a cabo  la exposición más “smytheana” de su carrera,  pero sólo cuando logra poner a Smythe a una distancia suficiente.   








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jueves, 31 de marzo de 2016

SISTEMA PICTÓRICO Y SISTEMA GRÁFICO (2).


No es  para nada curioso que en 1974 Carlos Leppe haya invitado a Francisco Smythe a exponer cuatro dibujos en el mismo espacio de su propia exposición en la Galería Carmen Waugh, El hapening de las gallinas. Nótese que en ese momento no se usa la palabra performance en el léxico de las artes visuales. El empleo de la palabra hapening revela la pertenencia a un espacio epistémico diferente al que será ambiguamente reconocido después de 1981 como “conceptual” y sobre cuyo uso  inicial en el espacio plástico no se ha realizado ningún estudio.  Es  acerca de estos indicios que se debe poner atención para establecer las distinciones que implica trabajar con nociones que corresponden a universos léxicos muy distintos y que no se suceden, sino que durante un omento coexisten en un mismo espacio, hasta que términos próximos al universo léxico de la semiótica van a ser invertidos en la formas de nominación de las prácticas que van a constituir el nuevo espacio de las artes visuales. De modo que se asiste en 1974 a un deslizamiento formal entre formas de nominar las prácticas que está acompañado por el reconocimiento y edición de nuevas delimitaciones formales. 

Leppe invita a Smythe a participar en su exposición, aunque no dice que es una pequeña colectiva. Al parecer, Smythe participa con una modestia asombrosa,  exhibiendo rasgos fragmentarios de un universo gráfico que pertenece a  las zonas más depreciadas de un tabloide popular; es decir, las páginas de las tiras cómicas y de los crucigramas, donde se publicaban anuncios de personas perdidas.  De modo que si estamos en 1974 y los artistas recuperan citas gráficas específicas desde la prensa popular, eso no significa estar en la misma longitud de onda del trabajo de Ronald Kay cuando escribe su famoso ensayo acerca de El Quebrantahuesos, cuya lectura ha convertido este documento de indesmentible deuda dadaísta tardía en un monumento forzado del conceptualismo chileno. 

Una hipótesis de esta naturaleza sobrepone dos acontecimientos que se repelen ya que es la lectura de Kay la que debe ser reconocida en su fuerza re/significadora, tanto en el método invertido en la lectura como en su procedimiento narrativo de argumentación scriptovisual, que procede desde la revalorización del fait divers como anticipación del objet-trouvé littéraire.  Justamente, es ahí que se instala la distinción entre ambos universos epistémicos,  poniendo en evidencia sus diferencias en el momento de su cuasi-simultaneidad.  El fait divers se aloja en la página que publica las noticias sobre personas perdidas. El objeto trouvé, en cambio, remite a la elaboración de una lectura que ha renovado sus referentes historiográficos. Si bien, el fait divers es una noción que Ronald Kay conocía de manera suficiente, puesto que durante su estadía en Alemania, cuando se va a trabajar una tesis con  Hans Jauss, éste lo envía a Paris a realizar un estudio  sobre los faits divers en la prensa de masas publicada en la simultaneidad de la edición de Fleurs du mal (Baudelaire). De modo que estaba conceptualmente familiarizado con el estudio de los procedimientos iniciales de la prensa de masas  en el momento de la edición de una obra de poesía que será relevante en la literatura occidental. De un modo análogo, Kay realiza el estudio del espacio contextual el que se inscribe una iniciativa de poetas materializada en 1952,  leída desde un instrumental puesto en ejecución veinte años después, en un soporte disciplinar y académicamente híbrido, como lo es la Revista Manuscritos (1975). 




Todo lo anterior me autoriza a sostener que tanto Leppe como Smythe permanecen en un espacio gráfico en que modifican conscientemente  los datos primeros de la prensa de masas y los convierten en otra cosa, que será, en el caso del primero, un espacio que denominará inicialmente como “arte corporal”, y en el caso del segundo, un espacio de deformación gráfica ajustable a un procedimiento de expansión no  incluible en el espacio gráfico de la caricatura, sino  permaneciendo en una zona fronteriza en que tienen lugar procedimientos de  descomposición y recomposición de la imagen, sin llegar a destruir las referencias  de origen. Lo cual hace que el trabajo se asemeje a lo que en literatura se reconoce como “trabajo paródico”, en que el hipertexto debe considerar elementos suficientemente reconocibles del hipotexto para validar las modificaciones realizadas. De un modo análogo, las recomposiciones del dibujo realizan expansiones formales sin por ello borrar los rasgos distintivos de la “imagen de origen”. Y esto es lo que hace Smythe con sus dibujos de 1974,  tomando a cargo un procedimiento que es habitual en el espacio de la Facultad de los años setenta, procediendo por descomposición de los íconos (clichés) abordados por la prensa de masas, poniendo en escena no ya a los  acontecimientos más ínfimos y a los personajes  menos importantes en la historia, sino que por su efecto de lectura dan cuenta del funcionamiento simbólico –de la “parte maldita”- de la sociedad.

El Retrato de Gardel (Colección Pedro Montes) tiene su origen en una fotografía impresa en un afiche que anuncia la realización de un Homenaje a los treinta y tantos años de su fallecimiento, que debía realizarse  en el Teatro Caupolicán; es decir, a cuadras del  barrio que será objeto de su investigación para Paisaje urbano (1977).

El retrato  está realizado con tinta y lápiz grafito sobre papel.  La economía de la imagen remite a la figura de Gardel y a una pluma dibujada  como si estuviera incrustada como un alfiler  que une  el campo de la imagen de Gardel con el papel que la sostendría por debajo.  Sin embargo, no puedo dejar de poner atención en el hecho de que la pluma está dibujada con lápiz de grafito, mientras la imagen del cantor está realizada principalmente con tinta y el acabado, en algunas zonas, está remarcado con lápiz.  Existe, pues, una vigilancia técnica ejecutada por el grafito como contención de la tinta, de un modo análogo a cómo en el espacio de la Facultad el  sistema gráfico vigila al sistema de la mancha y delimita su expansión.