miércoles, 2 de marzo de 2016

QUE TENGA CUIDADO CLAUDIA ZALDÍVAR


 Acaban de despedir a  Ricardo Brodsky del Museo de la Memoria. Este officer boy de Enrique Correa es un  agente  que se especializó en pasar de un cargo a otro en la nomenclatura del Estado y de reparticiones para-estatales, haciendo lo que mejor sabe, dar recados. 

La pregunta es qué va a hacer  Enrique Correa para encontrarle un nuevo trabajo. Ya lo hizo con  Ernesto Ottone (Ministro) cuando dejó Matucana 100  y pasó a ocupar la dirección del Museo de la Solidaridad, antes de encontrar el nicho de la extensión  para su nombre  en la Universidad de Chile.  Enrique Correa tuvo que sacar a  José Balmes de la dirección, con el acuerdo de los propios compañeros de éste último.  No es del todo incorrecto imaginar que éstos   debían saldar unas deudas con una importante parlamentaria socialista.   José Balmes era la moneda de cambio. 

Enrique  Correa no tuvo dificultad en hacer de colocador de valores en provecho de la efectuación de procesosd de producción de  influencia específica.

Es factible imaginar que  Enrique Correa no deje caer en más desgracias  a su peón y en compensación tendrá  que  conminar  a Claudia Zaldívar  a que deje el cargo. 
En el marco de la  una futura campaña presidencial, es absolutamente conveniente que la dirección de este museo esté asegurada por una dependencia partidaria vinculada al "socialismo allendistamente utopizado", para satisfacer las inversiones de lo que tendrá que venir.   Enrique Correa ya está pensando en las presidenciales.  Ricardo Brodsky podría ser hasta sub-generalísmo de una pre-campaña en la calle República, con un marco decorativo adecuado, formado por obras  de gran expansión simbólica.   

Es muy probable que esto sea  por muy poco tiempo.  Al menos tiene la ventaja de vincular la Memoria de Allende con Allende en la “memoria” operativa de la Nueva mayoría en crisis de representación, a la espera de algo mejor, mientras el fantasma de una inculpación  se congele en  calificación de irregularidad.  

En este panorama de incertidumbre, Claudia Zaldívar tendría sus días contados. 
 Mientras tanto,  resulta obscena  la dimensión de la indolencia cuando en El Mostrador se informa que este acontecimiento de desvinculación  fue el producto de una larga, tensa y negociada reunión  con el directorio de la empresa especialista en Usos de la  Memoria.

De inmediato, en el sector de los Museos y del Patrimonio, se pensó en posibles reemplazantes.  Los museos son como una  retaguardia distributiva y  Camilo Yáñez ocupa el primer lugar en la lista.   En círculos del CNCA se comenta que su plan de desarrollo para el sector de artes visuales será significativamente recortado y que una salida honrosa  que premiaría su lealtad hacia el Ministro Ottone sería destinarlo al Museo de la  Memoria.  El Ministro ha declarado en La Segunda de ayer que uno de los recortes era en infraestructura.

Sin embargo,  Camilo Yáñez carece de reconocimiento en los medios de las organizaciones de familiares.  De todos modos, en el sector de las artes visuales se desconfía a tal punto de los propósitos de su gestión, que se ve con  muy buenos ojos este destino  reparatorio.
Aunque la mayor dificultad para el directorio será  impedir que los “usos de la memoria” dejen de ser el recurso simbólico  límite al que la crisis del gobierno recurre como argumento ontológico,  postulando la hipótesis de la superioridad  dramática de una ética  social determinada.  

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