La necesidad de elaborar una teoría
de la trazabilidad se justifica por el imperativo de desbenjaminización de
la historia del arte en Chile, para dejar el terreno accesible a la
diagramaticidad de las obras entre-las-lecturas
en disputa. Declaro mi pertenencia metodológica: entre Leroi-Gurhan y Lyotard.
Es decir, entre la materialidad de los utensilios y el color y la pulsión que sostiene los dispositivos de
inscripción gráfico-cromática del territorio, para su habilitación en
paisaje. De modo recursivo frente a la distinción traza/huella solicito el reconocimiento de
los campos de color y del efecto afectivo del utillaje de la incisión. Mancha
balsámica y línea incidente.
Dos libros escogidos por la imagen de portada. Jorge Semprún, “L´écriture
et la vie” (La escritura y la vida), con una reproducción de la pintura de
Zoren Music (autoretratot-detalle); J.-B.Pontalis,
“Le dormeur éveillé” (El durmiente despierto), con el detalle de una
reproducción de “El sueño de Constantino”, de Piero della Francesca. Lo que las
imágenes nos dicen es más que una estrategia de adquisiciones, sino una
plataforma de lectura que pone en crisis las operaciones de inquisición. De
todos modos, la magia homeopática funciona cuando se ingresa -desde ya- al edificio de la librería y se asocia la
decisión de compra con el principio warburguiano de la buena vecindad (temático investigativa) de los libros (no acorde
con el código de organización bibliotecológica de Dewey).
En tal sentido, Pontalis es el co-autor del ineludible diccionario de
psicoanálisis con el que (tanto) hemos trabajado en la interpretabilidad de
algunas obras claves del período[1].
Laplanche, por su parte, está en el origen de nuestra precupación decisiva por
los problemas de filiación y transferencia en el arte chileno contemporáneo
como zona de reconfiguración discursiva de la nobiliaridad. Cuando tuvo lugar
la exposición del 2000 en el MNBA, me ocupé particularmente de mencionar que ésta coincidía con dos
operaciones extra-artísticas: la edición de un libro sobre los apellidos de las
“familias fundadoras” y la reforma de la ley de filiación.
Pues bien: el librito de Pontalis habla de pintura, en la retaguardia
de los conceptos, siendo fiel a la logística argumental que hace posible la
lectura de la escena chilena como una escena-de-celos,
sometida tanto a la horda-florida-primitiva como a las acometidas institucionales
de sectas universitario-administrativas que no pueden ya encubrir sus fallas.
De todos modos, existe otra escena de sutura independiente que trabaja
sobre distinciones habilitadoras de
sujetos insomnes operando en el entre-dos del sueño y la vigilia, aunque un
paso adelante de la reproducción post-dadá-para-wostelliana que tanto daño ha
ocasionado en las huestes de quienes carecen-de-poder[2]
y solo operan mediante delegación pactada.
La figura del “durmiente despierto” precede a todos los usos del
oximoron convertido en canon provincial y disocia la memoria de la consciencia
respecto de la memoria de los cuerpos. Más que nada, atraviesa las disciplinas,
desde la historia del arte a la política y a la historia de las mentalidades.
Entonces, aparece el momento de recordar la introducción del libro tomado a
préstamo en la biblioteca barrial de la rue de Grenelle, que menciona tres
casos: Foucault escribiendo sobre Velázquez, Merleau-Ponty escribiendo de
Cézanne, Lacan escribiendo a partir de Holbein. Todas esa pinturas han sido motivo de
portadas. Existe la diplomacia editorial del entre-dos. En el momento de hacer
la recapitulación del psicoanálisis como ciencia, el maestro se resbala sobre
aquello que, fuera de lenguaje, hace imagen[3].
¿Cuál es la función del vigilante? ¿Cuál es la función de la portada
como vigilante?[4] En la pintura de Piero hay
dos guardias; uno se llama Arcis y el
otro La-Chile[5].
Vigilan el acceso al recinto privado del emperador, donde está guardada la
prueba documental del dinero chavista y los recibos de Fondecyt “retrasados”.
(Risas).
Pero después de la línea de los guardias conceptuales, el primero
premunido de una lanza-Laclau y el
otro de una espada-Mouffe, aparece un
sirviente "sentadito" a un costado del umbral, con la cabeza apoyada en una de
sus manos, como una madre que cuida el dormir afiebrado de un hijo enfermo
después de entererse de los resultados del Fondart. Sin embargo, los vigilantes
no suelen ser (tan) eficaces. Al final de cuentas, siempre, en los consejos
académicos de una escuela el concepto de hegemonía se valida por mayoría de
votos, que viene a ser el único “recurso epistemológico” validado.
La portada del libro de Jorge Semprún produce, por su parte, la confirmación
del ensayo que escribe Jean Clair sobre Zoran Music. Patricio Court me presentó
a Jorge Mara en Buenos Aires, hace muchísimos años. Este nos mostró en su casa
una parte de las obras de Washington Barcala. Pero sobre todo, me enteré que
había realizado una exposición de Zoran Music, con un catálogo cuya
presentación estaba escrita por el propio Jorge Semprún.
Era la época en que yo asesoraba
a José Balmes en el MSSA. Fue ese el
momento que descubrí una pintura pequeña de Zoran Music en la colección del
museo. Nunca supe cómo tuvo lugar su ingreso. Pero es la pintura que más aprecio de
toda esa colección. Cuando Todorov visitó Valparaíso en el marco de Puerto de
Ideas, estando en mi oficina del PcdV le hice obsequio de ese catálogo que
tanto apreciaba, luego de que éste me dijera que Music era uno de los pintores
que más amaba.
[1] Me refiero a la época en que a la escena corporal del
arte chileno “le bajó el período” y la abundancia de flujo fue enfrentada con efecto
moderno de un discurso-apósito- absorbente.
[2] El político italiano Giulio Andreotti es autor del
aforismo “el poder corrompe … a quien no lo tiene”. Esta sentencia, aplicada a
la administración académica, suele significar que la localización del poder
nunca se encuentra allí donde los agentes suponen. Siempre está en otro lugar
del cuadro.
[4] En París, una mesa de exhibición de libros en una librería, con sus
portadas desplegadas, suele ser más significativa que la programación de
reputadas instituciones canónicas de arte contemporáneo.
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