Paulina Varas apoya a Camilo Yáñez después de acusar a
Claudia Zaldívar de haber puesto a
Francisco Casas en su contra.
Desde hace mucho tiempo que esta investigadora de gran prestigio en el
extranjero busca la dirección de una institución. Ojalá le vaya bien en esta vuelta. Recuerdo que
al comenzar a trabajar como
coordinador del Parque Cultural de Valparaíso, en noviembre del 2010, una de las primeras personas que me pidió una reunión fue Llanos.
Yo no tenía oficina y nos reunimos en el Café Segafredo de Plaza Sotomayor. Lo primero que me preguntó, antes que
cualquier otra cosa, fue “¿cómo vamos
ahí?”. Entonces, con mucha paciencia,
le hice el relato de mi teoría del Parque,
que corresponde a lo que en términos
generales publiqué después en el libro Escritura Funcionaria (2013) que me
publicó Jprge Sepúlveda con su editorial Curatoría Forense.
La expresión de decepción de Llanos ameritaba un retrato. Me
hizo ver, desde ya, la inconveniencia de
no haber “negociado” con “fuerzas vivas” el “guión” del Parque. Me dijo: “!Ya lo tienes todo armado!” Y se
dio cuenta que lo primero que yo hacía era producir un encuadre conceptual y
que después buscaba a quienes podían trabajar en él, en un momento en que ni siquiera tenía asegurado
mi presupuesto de operaciones.
Este encuentro con Llanos me fue muy útil porque de inmediato comprendí
que Varas/Llanos serían quienes harían
el “trabajo sucio” de gente que, refugiada en la universidad, no se
iban a exponer a un enfrentamiento
directo conmigo. Llanos/Varas
siempre hicieron esa pega, refugiados en unos curiosos conceptos de crítica
institucional que recurría como
estrategia visible a una inquietante “política de los afectos”, destinada a
embaucar a una tropa de desorientados artistas extranjeros que caían en
residencia en Valparaíso.
De este modo, no sería
ninguna sorpresa para mí, que el
representante de la Agrupación ExCárcel en el Directorio del Parque, apellidado
Marín, propusiera a Paulina Varas
como candidata a ocupar el cargo de director(a) de éste.
Y ahora me la encuentro haciendo esta curatoría en el MSSA,
a cargo de una delegación de operaciones
documentarias ejecutadas por una red de
investigadores que sobredimensionan el valor de los documentos, y que
se han puesto al servicio de la más grande estrategia de gestión y manejo de
archivos, bajo la supervisión de una
gran ensoñación museal española en crisis de
expansión política y nocional.
Paulina Varas apoya a Camilo Yáñez, para adquirir bonos en Cerrillos, y de paso aislar a Zaldívar, que
ha criticado abiertamente el proyecto de OBRA INSTITUCIONAL. El
apoyo de Paulina Varas a Camilo Yáñez le
significa ofrecer una alianza forzada
con una poderosa red de agentes homólogos, destinadas a aniquilar cualquier
tentativa local de oposición, incluyendo el desplazamiento del eje de minoría
que sobrevive en Galería Metropolitana.
Es obvio que Paulina Varas busca desterrar la curricularidad de GALMET,
que ofrece, también, el apoyo de las viejas totémicas.
Zaldívar habría, como digo, predispuesto a Francisco Casas
en contra de Paulina Varas. Por lo que conozco a Francisco Casas, él no
necesita ser predispuesto por nadie; es un predispuesto
propio, desde la partida. Y lo que probablemente hizo, con toda razón, fue
negarse a ser expuesto en una
institución dirigida por quien en algún otro momento, dirigió otra institución,
en la que no tuvo la menor consideración por su trabajo. Ese es un asunto que Varas tendría que haber previsto como una dificultad curatorial ordinaria. Un dato más de una causa compleja. Pero más bien, lo que está en juego es la expresión del
malestar de Francisco Casas y la difícil situación en que Varas es colocada,
por ignorancia.
Lo mejor de esa exposición de Paulina Varas en el MSSA fue, justamente, la negativa de Francisco Casas, porque puso
en tensión la naturaleza del manejo de los documentos, denotando la falta de
conocimiento respecto de las condiciones de
recepción de una obra bajo unas
situaciones determinadas. Eso es
todo. Y ya es demasiado. Porque en la propia historia de las Yeguas del Apocalipsis está la condición
de su exclusión y discriminación en los momentos duros, durante los años de plomo.
Entonces, resulta perfectamente entendible que Francisco Casas exprese semejante malestar ante el uso-más-que-oportuno
que curadores actuales hacen de sus
obras, omitiendo las contradictorias
condiciones que sobre/determinaron su producción, en coyunturas cuyo estudio es alterado por unos intereses historiográficos que esconden mal el anacronismo que los
sostiene.
El apoyo de Paulina Varas a Camilo Yáñez es adecuado y
completamente atendible, ya que ambos comparten, no solo un anacronismo análogo, sino que manipulan
fuentes, secuestran informaciones,
encapsulan nociones, inflan obras,
intoxican relaciones, banalizan argumentos, revierten lealtades, invierten vigilancias, malogran filiaciones,
por mencionar algunos procedimientos de trabajo. Apoyo, por cierto, destinado a resonar en el comité-de-Venecia, donde a
pesar de la torpe arenga según la cual “no hay curadores en Chile”, tendrá por extensión que competir contra
Castillo/Zurita, antes de asumir en el
Museo de la Memoria. También, sería redondo para la Obra Institucional, como
sustitución parasitaria. Varas la tendrá
difícil, porque tiene que competir, además, contra Arévalo/Vicuña, Brodsky/Núñez, Andaur/Castillo, Parra/Lemebel, por mencionar algunas
propuestas más que probables y juiciosas. Yo, por mi parte, vuelvo a insistir en mi apoyo a la Obra Institucional de Camilo Yáñez, con curatoría de Catalina Mena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario