El CNCA en artes visuales, en el plano interno –por decir lo menos-, no es más que un grupo de menesterosos
demandantes que hacen de la brutalidad y
del maltrato una norma. La verdad es no
se trata solo de artes visuales. El maltrato es la norma. Y se sorprenden
cuando son formalizados en los tribunales del trabajo.
No sería mala idea que todos los responsables fueran
denunciados por acoso laboral y malas prácticas. Es preciso recuperar pruebas y definir los rangos de maltrato.
Propongo que todos -ya saben quienes- vayan
a los tribunales del trabajo y presenten
recursos por tutela de derechos fundamentales, porque no hay que aceptarles ni
una salida de madre. Lo afirmo con
fuerza porque la gente de documentación, de archivos, de colecciones, de museos, etc., debe experimentar una gran angustia
laboral ante la amenaza implícita que representa la
implementación autoritaria del Programa Cerrillos.
El Programa Cerrillos
es análogo a la catástrofe de Sacyr, para
el arte chileno.
Sin embargo, Sacyr es más importante que el CNCA porque especula con un trabajo de remodelación
vi(t)al, que acomoda los trayectos de las clases que la Ficción-MOP de Lagos
Senior habilitó.
Cultura solo sirve para compensar las fallas expansivas del
Estado hacia las clases sub-alternas.
Aunque todavía no ha llegado a
Chile el paquete de los seminarios sobre altermodernidad y decolonialidad,
porque la escena no da para eso. Parece
que se les acabó la plata. La fórmula
Pan y Circo Regional, bajo las nuevas condiciones de capitalismo tardío con síndrome de reparación insuficiente, ofrece a
los artistas de regiones magras soluciones de inclusión en un sistema
metropolitano totalmente quebrado.
Por lo tanto, tanto el Ministro-Administrador de Falencia
como su asesor estrella, debieran ser encausados por propaganda maliciosa e inducción
de prácticas fraudulentas. En primer
lugar, por Fraude al Fisco, por
dilapidar recursos públicos, y en
segundo lugar, por Fraude Discursivo,
por resumir de manera insuficiente las revistas del Reina Sofía y los textos de
Expósito, así como por el uso abusivo de las citas de Olbricht.
El CNCA solo administra los efectos de consolación de las
fallas graves de la subjetividad colectiva, digámoslo así. Entonces, ni siquiera satisface las
exigencias que toda simulación de
ciudadanía exige, porque al desviar por negligencia las aguas de la
producción cultural del país, lo que hace es inundar los negocios de los
“caracoles” de la cultura y del arte; es decir, hacerle la vida más difícil
todavía a los artistas convertidos en pequeños comerciantes sin capital de
respaldo.
La fotografía que subí para ilustrar la última columna
reproduce la imagen de dos grandes mangueras que provienen de unas monumentales bombas de extracción. No estamos
en un universo poético, de tipo bachelardiano, hablando del agua y los sueños.
Esto es la pesadilla de la “cultura del
malestar” convertida en modelo operativo,
definiendo el trato de las Grandes Entidades con los comerciantes del
barrio afectado.
Grandes Entidades son palabras que designan la cobertura
administrativa de los gestores de indolencia, respecto de las fallas
constitutivas de la función. El ministro no solo funge como un administrador de
fallas; sino que debe justificar a cada paso su propio estatuto como gestor de encubrimiento simbólico.
Los ingenieros de Sacyr saben que sus ejecutivos negociaron
los mejores contratos de la plaza y que su cálculo de impunidad depende de la
negligencia estructural de quienes están para ejercer la vigilancia sobre la
calidad de sus desempeños.
El Intendente y el Ministro-MOP -¡demócrata-cristianos!-, se
apresuran para lavarse las manos y acusar las malas prácticas de los
empresarios de la competencia en el financiamiento “irregular” de la política. Ellos y su partido han sido favorecidos, más
bien, por Aguas Andinas, de quien se ha hablado casi nada de sobre su rol en los cortes de flujo. … de
dinero. En cambio, Sacyr parece ser una
fuente que encausa las aguas hacia el
manejo viscoso del léxico socialista.
Sacyr es una empresa española. Lo lamento por mis amigos españoles.
Pero la negligencia de sus emprendedores nos ofende de manera calculada,
previsional, sabiendo de antemano que su principal objetivo es realizar el
trabajo que nos corresponde recibir. Ese es el punto. Ellos definen la calidad
del trabajo que nos corresponde recibir. Y en este sentido, Sacyr anticipa a la Cooperación Cultural Española, que nos trae los paquetes
prescindibles para el blanqueo de todos los (d)efectos de sus empresas. No cabe duda que el modelo del empresariado
español afecta la credibilidad de
nuestra propia clase política, que es la que proporciona el marco para la fiabilidad del sistema de concesiones
discursivas.
Al observar las dos grandes mangueras que relocalizaban el
agua en Providencia, no pude dejar de pensar en las inundaciones culturales que
provienen desde la Cooperación, para
instalar en Chile –lo repito de manera enfática- el (d)efecto
exportable de su crisis, a través
de la ejemplar explotación de la
Alternativa y de Lo Común.
Es que no saben ni
quieren saber que en Chile, lo que domina es la alternativa real como un modo
de reproducción salvaje de una sabiduría que construye la patrimonialidad haciendo mucho con poco. El estudioso de estos temas, Luciano San
Martín, me señalaba hace no mucho la existencia del pueblo de Mississipi, como un verdadero modelo de referencia
política y cultural, levantado para el terremoto del 60 cerca de Mehuín, como
un poblado de emergencia. En Chile, la emergencia se vuelve rápida y
fácilmente permanente.
Es decir, que
nuestras instituciones –en su precariedad- son el soporte de una imaginación
creadora que sabe construir entidades permanentes con lo que tiene a mano
(bricolaje institucional), acarreando sus mermas y haciendo de ellas un modo de
subsistencia, para que una mediocridad
consistente la convierta en Crítica
Institucional por Defecto.
¿Se puede dirigir una institución ejerciendo la
crítica? ¡Risas al por mayor! Todo depende de la magnitud del “abuso de
confianza” de los directivos. Las
experiencias del MNBA y del MAC son elocuentes. ¡Y por favor, que me lo
discutan! ¡Háganme esa!
Regresando a las formalidades de la cooperación española, lo
que le podemos ofrecer a estudiantes indignables son doctorados
en sufrimiento de fallas y control cultural de daños editoriales. Sobre todo en el terreno de los archivos y de
la especulación retardada de exotismos de segunda línea. También podemos ofrecer diplomados sobre cómo
neutralizar movimientos sociales bajo la impostura académica que refuerza los
poderes de la ciudadanía en el discurso, como nueva política de usura por parte de quienes no han recibido lo
suficiente en la repartición de los
bienes del Estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario