El domingo 17 fue proyectado en la sala Blanco del MNBA el
video de Jaime Muñoz, “Los zapatos de Leppe”, realizado a partir del registro
de la performance que éste realizó el 19 de octubre del 2000, para la
inauguración “Historias de transferencia y densidad” (Chile Artes Visuales 100
años).
Diecisiete años después la obra de Leppe no pierde vigencia.
Diría que se amplifica su efecto diagramático, sobre todo ahora, en la semana de realización del coloquio
ceremonial sobre las posibilidades
reales de formular una política de Estado para las artes visuales. Justamente, este coloquio debe ser inaugurado
por el Ministro Ottone, que censuró la obra de Felipe Rivas, que estaba
considerada para ser exhibida junto a otras obras, entre las cuáles se
encuentra esta obra de/sobre Leppe que he mencionado. La decisión fue tomada por una curadora
–Montserrat Rojas- a la que el ministro trató en público de des/criteriada.
En el largo plano secuencia de Jaime Muñoz pude apreciar la
escena en que Leppe prepara una argamasa de
excremento, agua y yeso que coloca sobre un fragmento de vasija de barro
-precolombina- que dispone como casco
protector sobre la cabeza, cubriendo el
pelo afectado por la tiña, y sobre la cual, a su vez, dispondrá un pene de
cerámica –también precolombina-.
En términos
estrictos, Leppe realiza el acto de “la coronación del pico”. No fue censurado en el CENTEX por la simple
razón que el pene era de barro cocido. Mientras que la acción de Felipe Rivas
involucraba la humedad de una eyaculación presentada como efecto terminal de la
“eroticidad” de la imagen política, en que la reproducción de una fotografía de
Allende “simbolizaba” la erección patriarcal de la palabra programática.
El problema del ministro tiene que ver con la humedad. Leppe se salvó gracias a las “artes del
fuego”. Porque en la escena siguiente,
aparece Leppe habiendo borrado con agua la inscripción que había sostenido
durante toda la performance y en la que se leía la frase “Yo soy mi
padre”.
Leppe ingresa al museo pronunciando dos palabras: “la
gruta”. Lo hace de manera reiterada, clavando el
sentido de una búsqueda matricial, que
al final se resuelve como representación de su propia escena de origen, ya que
avanza de rodillas en dirección de la rotonda que está cubierta en sus paredes
por imágenes que resumen el conjunto de
su obra. De algún modo, establece una
distinción entre el arte pagano y la
cultura católica de la corporalidad.
La gruta es un sustituto desviado (invertido) de la caverna platónica, puesto
en tensión por la figura erguida del pene de cerámica, que se enfrenta a la
imagen de yeso pintado de la Inmaculada Concepción que corona la cumbre de la
montaña de pelos. La imagen de la virgen es el producto de una
gran “pubicación”. La montaña se parece
a una gran “eyaculación” capilar. ¿Y
cómo el ministro no censuró esta obra por temor a una protesta de la
Iglesia? De hecho, la asociación del
pene pagano de cerámica con la disposición
católica de una figura de yeso policromado señala de lleno el problema de la “concepción” como cadena de valor inicial en la
fundamentación de una política de Estado (Risas).
Ciertamente, la cuestión crucial es la filiación del arte chileno. Es decir, antes que nada, la cuestión de la
filiación, como problema de Estado.
El martes 19 se podrá visitar en Galería D21 una muestra muy
singular, que reúne cuatro piezas de
Leppe. Tanto la exhibición del video de Jaime Muñoz en el MNBA como esta muestra
montada en D21 han sido “homenajes” realizados en el marco del X Encuentro
Hemisférico de Performance.
De este modo, en D21 se proyecta el registro de histórica
“Acción de la estrella” (1979) y se ha colgado una serie de fotografías
que consignan momentos significativos de
esta misma acción. Así mismo, se
exhiben cuatro fotografías de la obra “El perchero”. Sin embargo, no se trata de la famosa
fotografía del objeto en que aparece
colgada/plegada la imagen de Leppe fotografiada, sino los antecedentes
laterales de este trabajo. En el sentido que “El perchero” no es la fotografía
de un solo objeto, sino el registro de
una situación ambiental compleja.
En este caso, lo que debe ser tomado en cuenta es que no se
trata de cuatro simples fotografías ampliadas, sino que cada lámina corresponde al
“original” de cuatro páginas del libro “Cuerpo Correccional”, publicado por N.
Richard en noviembre de 1980. Lo que
reproduzco en la ilustración de esta
columna es la zona superior izquierda en la que se indica
el número de “original” en el área libre
formada por las líneas de corte. Esta es
la real importancia de los documentos exhibidos. No son fotografías, sino los “originales” de
un libro clave en la inscripción de la performatividad de Leppe.
hola seria bueno que instalaras el boton Recibe escenas locales en tu Mail/Follow by Email y tambien: Google+ Followers
ResponderEliminarde esta manera podemos enterarnos instantaneamente cuando publicas un post.y es mas facil la difusión. un gran abrazo y mi afecto
A.
MUY BIEN¡!
ResponderEliminarA.